Según el arquitecto y urbanista Emilio Pradilla Cobos, la ocupación irregular del territorio y la autoconstrucción son resultado de un proceso de urbanización que se originó en la región, en los años 40 del siglo XX.
Durante su intervención en el II Seminario Internacional de Teoría Urbana, que se realiza en la U.N. Sede Medellín, Pradilla Cobos, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana de Xochimilco (México) y coordinador de la Red Latinoamericana de Teoría Urbana, aseguró que las llamadas poblaciones populares dieron origen a las ciudades latinoamericanas.
Colombia y México son un ejemplo del proceso de ocupación de la periferia de las metrópolis. Quienes nacieron en las áreas rurales y vivieron en primera persona el proceso de modernización del campo con la incursión de la tecnología, vieron en la migración hacia las ciudades una forma de supervivencia.
Una vez allí, quienes esperaban hallar empleo en las industrias, se encontraron con que estas tampoco requerían tanta mano de obra, por lo que se produjo un fenómeno típico de América Latina.
“Al ver que la economía formal no los integró, estos ciudadanos crearon grandes masas de población superflua al desarrollo económico, es decir, no requerida por las empresas, por lo que optaron por realizar actividades de supervivencia, como las ventas ambulantes o la delincuencia”, explicó Pradilla Cobos.
Al carecer de ingresos suficientes para adquirir una vivienda hasta en los programas públicos, muchas de estas familias tuvieron que optar por la ocupación irregular de territorio y la autoconstrucción. De esta manera, en condiciones poco dignas y de hacinamiento, han venido construyendo poco a poco su vivienda, de una forma “ilegal”, pues carecen de los ingresos del empleo formal.
El negocio inmobiliario
En su intervención, Emilio Pradilla Cobos, arquitecto de la Universidad Nacional, afirmó que la vivienda popular ha caído en manos del capital inmobiliario financiero, lo que ha producido, en muchas áreas urbanas, procesos de desalojo, no necesariamente a través de la expulsión violenta, sino de la compra de tierras para desarrollar proyectos de construcción.
Estas características tan particulares de la urbanización en la región confirman la idea de que muchos conceptos de los países hegemónicos en el tema urbano no son útiles para Latinoamérica y el Caribe, pues el desarrollo ha sido diferente. Por eso, “debemos construir una teoría propia que tenga en cuenta estas realidades”, resaltó Pradilla.
Además, expresó que el capital inmobiliario ha venido expandiéndose sin límites, situación que ha llevado a las ciudades a adquirir terrenos económicos, con el fin de construir viviendas para sectores de estratos bajos, como las denominadas viviendas de interés social, que generalmente se alzan en las periferias.
Frente a este tema del negocio inmobiliario, el profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional, Peter Brand, manifestó que hay una gran decepción general en Latinoamérica, respecto a los logros de la planeación y las fuerzas de los mercados.
“Esta región no ha podido manejar lo que ha traído la apertura del mercado y la iniciativa de la empresa privada como actor principal en la construcción de las ciudades, en un contexto de privatización y desregulación”, añadió.
El profesor advirtió que da la sensación de que las fuerzas del mercado están dominando el proceso de desarrollo urbano y que, además, siguen proliferando problemas como pobreza, desigualdad, segregación socioespacial, violencia, ilegalidad e inseguridad.
(Por:Fin/me/dmh/AC)
Publicado originalmente en Agencia de Noticias de la Universidad Nacional de Colombia.