Por Francisco Sánchez, investigador Fundación P!ensa
“El fuego mata, usted puede prevenirlo”, impactante frase que se puede apreciar en una de las unidades de la “George Garland Company” del Cuerpo de Bomberos porteño, una de las más antiguas, que data de 1901. Esta frase, de una profundidad y sencillez espectacular, nos hace recordar la importancia del accionar de las personas y, más aún, cómo estas hacen que una sociedad sea activa. Aquello lo podemos ver manifestado en la libre asociación entre vecinos que año a año realizan los cortafuegos necesarios alrededor de sus casas, educan a sus niños en el cuidado de los grifos y en el peligro de los incendios que, ya sean estructurales o forestales, marcan la nota de tragedia en nuestra región y el resto de Chile, lamentablemente aún están en la retina las imágenes del gigantesco incendio que el año 2014 arrasó con parte de Valparaíso.
La citada frase nos anima a generar, entre otras cosas, la participación ciudadana, la cual, se suele manifestar de modo más bien espontáneo y con acciones sencillas entre vecinos que da vida a la organización de un centro comunitario, club deportivo o una brigada de emergencia, fomentando diferentes roles entre los que gestionan recursos con las autoridades para actividades; otros participando en ella en forma activa y comprometida. Esta es la base de las organizaciones cívicas, habrá los que den un paso más y pasan a integrar formalmente alguna de las instituciones de servicio voluntario más consolidadas y permanentes, como son los cuerpos de bomberos, Defensa Civil, Cruz Roja o Rescatistas Sin Frontera, entre tantas ya existentes. Ellos constituyen la materialización de cientos de voluntades y esfuerzos individuales para el beneficio de su comunidad ante una necesidad, y se manifiestan a través de cientos de acciones que son imperceptibles para la mayoría de la población.
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